Dejar claro que esto no es el remake --de los crimenes de tollbox --,esta pelicula la unica similitud que tiene con la otra mencionada es que el asesino utiliza toda clase de herramientas para matar a sus victimas,en referente a la pelicula yo diria que es entretenida pero tampoco se puede esperar una joya,a hooper en esta filmacion le veo flojo,no es una mala pelicula pero tratandose de este director la verdad me esperaba bastante mas,en conclusion una pelicula normalita,que me dejo un tanto frio
Argumento
Nell y su marido Steven se transladan a un viejo bloque y co-mienzan a restaurarlo. Será a partir de ese momento cuando comiencen a sucederse una serie de macabros asesinatos. ¿Qué terrible secreto esconde ese edificio? Nell está dispuesta a llegar hasta el final del misterio cueste lo que cueste.
Ficha Técnica
Pais: Mexico
Año: 2003
Duración: 95 min.
Dirección: Tobe Hooper
Guión: Jace Anderson
Intérpretes: Angela Bettis, Brent Roam, Marco Rodríguez, Rance Howard, Juliet Landau, Adam Gierasch, Greg Travis
La clave para entender Toolbox Murders se ofrece apenas comienza, cuando surge ante nosotros una “advertencia” acerca de la ciudad de Hollywood y la gente que sencillamente desaparece en ella, presa de la ilusión del estrellato y condenada a un rotundo fracaso. Y es precisamente un grupo de fracasados lo que vive en el edificio Lusman Arms, antigua gloria de la ciudad. Lo que antes fue un lujoso lugar frecuentado por estrellas ahora es una ruina que prácticamente vive en obras, causando numerosos problemas a los ya de por sí patéticos vecinos, desde el risible aspirante a actor que no puede ni siquiera aprenderse un guión hasta la ex–gorda obsesionada con su nuevo físico, pasando por la pareja de frikis que vive martirizándose en un ciclo sadomasoquista de maltratos y reconciliaciones. Entre todos estos casos clínicos destaca el joven matrimonio de Steve y Nell Barrows, dos jóvenes que buscan desesperadamente establecerse en la ciudad, aunque en su caso no se trata de aspiraciones artísticas, sino del nada desdeñable propósito de llevar una vida normal. “Normal” es precisamente lo que no van a tener, ya que después de un par de misteriosas desapariciones, Nell comienza a sospechar que no todo en el edificio es lo que parece, comenzando con los extraños símbolos de brujería y cábala que hay por todas partes. Poco a poco irá desentrañando la historia del inmueble y de su más siniestro habitante, quien últimamente ha hecho rodar más de una cabeza.
La dirección de Tobe Hooper es algo que le ha hecho muy bien a esta película. Desde La matanza de Texas (1974), este director no había vuelto a ofrecernos una historia donde el peligro estuviese presente de una forma tan palpable a través de los decorados. El edificio es, en sí mismo, un personaje más, un sitio sucio que alberga numerosos secretos, con evidentes guiños a otras películas de comunidades endemoniadas como El inquilino (1976) o El bebé de Rosemary (1968), ambas de Roman Polanski. La brutalidad de los crímenes del misterioso asesino es asimismo digna de los mejores tiempos del director, quien no escatima en mostrarnos cuando detalle escabroso se encuentre, especialmente en ese clímax que casi se convierte en una pesadilla. También ayuda muchísimo una actriz como Angela Bettis, cuya presencia resulta bastante contundente para alguien de apariencia tan frágil.
El único fallo de la película es, quizá, no explotar al máximo todo el potencial de las lecturas que ofrece. El edificio en el que viven Nell y Steve es un símbolo de todo Hollywood, un lugar que en alguna ocasión amparó las ilusiones de aquellos que venían a él y que ahora los devora literalmente. Les propongo una cosa: traten de ver las marcas esotéricas del edificio no como lo que son, sino como lo que fueron. Ahí, precisamente en ese “pretérito” de las cosas, se esconde la clave de la película. Eso sin nombrar al asesino, un ser que (en más de una forma) nace de la muerte. Y con esto temo haber dicho demasiado. Tan sólo desearía que los creadores de esta película hubiesen tenido un poco más de valor a la hora de lanzar estas ideas. Es una lástima, porque Hooper no había creado un ambiente así en muchos años.
En fin, una película slasher en toda la regla, pero que esconde el potencial de algo más interesante. Las diferencias entre la versión original y el remake de Toolbox Murders se deben quizá al cambio de concepción que ha habido en cuanto a lo que era y es Hollywood: de “máquina de sueños” a “vertedero del Diablo”. Puede que yo me esté inventando todo esto, pero como regreso de Hooper no está tan mal, aunque es evidente que todavía le falta mucho al creador de Leatherface para volver a estar en forma.
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